2.Gratitud
Si bien el amor es un valor más universal, la gratitud es el sentimiento a través del que canalizamos gran parte del primero. Las personas que se hacen conscientes de la necesidad de agradecer y ser agradecidos, también son aquellas que más amor desprenden. El porqué quizá no es sencillo, pero sí comprensible: nos quejamos demasiado de todo aquello que no tenemos y no agradecemos todo aquello por lo que sí que deberíamos sentir alegría.
3.Honestidad
Ser honestos lleva dentro la semilla de la bondad, del respeto, del ser dentro de un grupo mucho más grande que uno mismo. La honestidad nos obliga a ser sinceros con las personas de nuestro alrededor, a tender puentes y descubrir que siempre nos une más de lo que nos separa, y, sobre todo, a ser honestos con nosotros mismos.
La honestidad también nos abre muchas de las vías que nos vinculan a la ayuda social, a las acciones de solidaridad con nuestra comunidad o con otras, y a comprender cuál es nuestro lugar en el mundo y qué podemos hacer para ayudar a otras personas.
4.Sensibilidad
Trabajar la sensibilidad es defender la importancia de la empatía, de ponerse en los pies del otro, de ser sensibles ante los problemas que sienten y padecen otras personas en el mundo entero. A través de este valor que nos hace humanos podemos establecer estrategias para ayudar a terceros, pero antes de todo esto, poder decirles a esas personas que sufren: “No sé si puedo entender todo lo que estás pasando, pero siento que lo estés pasando mal y quiero ayudarte.” Sin sensibilidad, el trabajo humano que nace en el seno de nuestra entidad o cualquier otra ONG no podría ser efectivo, y tampoco ninguna relación humana, que son la base a través de las que tratamos de conseguir los éxitos en Ayuda en Acción.
5.Gratitud
Si bien el amor es un valor más universal, la gratitud es el sentimiento a través del que canalizamos gran parte del primero. Las personas que se hacen conscientes de la necesidad de agradecer y ser agradecidos, también son aquellas que más amor desprenden. El porqué quizá no es sencillo, pero sí comprensible: nos quejamos demasiado de todo aquello que no tenemos y no agradecemos todo aquello por lo que sí que deberíamos sentir alegría. El voluntariado a terreno es una experiencia maravillosa para comprobar todas aquellas cosas que damos por supuestas y no valoramos además de para entender que no necesitamos tanto para ser felices y que debemos ser más agradecidos.
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